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El Amor de un Padre

Categories: Word and Spirit

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Erase un padre, tenía dos hijos

A quienes daba todo su amor

y el más pequeño un día le dijo

Con decisiones de gran señor

El mundo es grande, esto es pequeño,

Yo quiero verlo y en el gozar.

Dame la herencia de quien soy dueño.

Estoy cansado de trabajar.

Diósela el padre muy complaciente,

sin un reproche, ni un mal decir.

Dióle un abrazo, beso su frente

Y entristecido le vio partir.

Siguió mirando por el camino

Hasta que él desapareció;

Siguió mirando… la noche vino

Y aún mirando allí lo halló.

Secó sus ojos y a Dios le dijo,

Con un sollozo y ardiente prez:

Señor te pido guarda a mi hijo

y haz que yo pueda verle otra vez.

Perdióse el hijo por la distancia

Con intenciones de no volver,

Mas él vivía con la esperanza

De aquel que ama volverlo a ver.

Pasaron días y muchos días

Y aquel su herencia desperdició

Entre los vicios y las orgías

Hasta que todo lo malgastó.

Faltóle el pan y faltóle abrigo,

No tuvo un techo donde morar.

Vióse solo sin un amigo

Y busca entonces de trabajar.

¡Mas que trabajo!… apacentando

Cerdos inmundos, mas ¿qué ha de hacer?

Está hambriento y deseando

Aun la comida de ellos comer.

Hasta que un día pensó en su padre

y en la abundancia de aquel hogar

y decidióse en aquella tarde

Arrepentido a él llegar.

Diré a mi padre que soy indigno

De ser su hijo de nada ser;

Que me reciba con el designio

De que trabaje para comer.

 

Mientras el padre todos los días

Aquel camino solía escrutar

Su amor inmenso le repetía

Que el hijo amado iba a llegar.

 

Así, pasose por mucho tiempo,

Cuando sufría su corazón

Y cada noche en su abatimiento

A Dios decía en su oración.

 

Señor bendito, cuanto he sufrido

Desde la vez que le vi partir;

Ya ves tampoco hoy ha venido,

Haz que regrese, voy a morir.

 

Hasta que un día por el camino

Viene un mendigo hacia el hogar

Vistiendo harapos, casi sin tino

sus pies vacilan al caminar.

 

Lo vio el anciano y presto dijo,

Mientras corría y corría hacia aquel

¡Eres mi hijo!… ¡mi hijo amado!

¿lo veis? ¡Es él!… ¡es él!

 

Le echó los brazos y lo besaba,

y lo besaba con gran pasión;

Mientras el hijo le confesaba,

Lo perdonaba su corazón.

 

¡Andad, vestidle! – Dijo el anciano-

¡Poned zapatos en esos pies!

¡Poned anillo en esta mano!

¡Este es mi hijo que hallado es!

 

Hagamos fiesta en este día,

Y demos gracias a nuestro Dios,

Porque mi hijo por quien sufría,

En sus bondades me devolvió.



– Por Rev. Rafael Matos

Author: Master Admin